LA VIDA
Decíamos, en “La Verdad” que...
La vida lleva a la verdadera VIDA, al conocimiento del Ser que nos vive. Las
experiencias de la vida nos encaminan a la Verdad, nos preparan para ser
capaces de recibirla. En la vida está el Camino, y a través del Camino, se
llega a la Verdad, al reconocimiento del Espíritu que somos, de la conciencia
Crística que late en nuestro interior.
¿Y qué es la
vida, sino un recorrido, puesto ante nosotros para nuestro aprendizaje, una
oportunidad para retornar al conocimiento de lo que verdaderamente somos?
Y sin embargo...
Caminando por la vida, a veces me confundo, me olvido de lo que Soy…
La mente, que no
es física, se cree física, se cree cuerpo y se identifica con él.
Me olvido de lo que la Voluntad de Dios dispuso para mí y creo ser un cuerpo insignificante
en un vasto universo hostil fruto del azar...
Tengo la creencia de que es necesario competir, demostrar, de que sólo el más fuerte sobrevive, según la teoría de la selección natural. Creo necesaria la defensa y el ataque, defenderme y protegerme de lo que otros me puedan hacer … y mi vida se convierte en un escenario agotador.
He decidido
sostener un pensamiento ilusorio, de ataque y defensa, y me he olvidado de
quien Soy, identificándome con lo que no soy.
Desde ahí surge la proyección de que existen otros cuerpos, al igual que yo, en
vez de un Ser. Se crea así un velo ilusorio entre la Verdad y yo.
La identificación con el cuerpo es solamente una creencia.
En realidad, nada ha cambiado. Por la gracia sigo viviendo en el Ser y eso no puede cambiar.
Yo Soy y sigo siendo tal y como Dios me creó.
Soy Ser aquí y ahora.
Soy.
No soy el cuerpo.
El cuerpo es un vehículo que se puede reinterpretar gracias a la voz del
Espíritu Santo, utilizarlo para el perdón y para unificar mentes, para la unidad
en vez de para la separación. Al reinterpretar el cuerpo, el ataque ya no es
necesario, al sentir que Soy, por la Voluntad de Dios, que es sólo amor. Al ser
consciente de lo que Soy... cada vez soy también más consciente de lo que no
soy. No soy un cuerpo, por tanto, el ataque no tiene sentido.
Vivo una vida ilusoria... creada por mí mismo... hasta ser capaz de liberarme de mi propia ignorancia, con la ayuda de Dios, a través de la gracia, y acceder al Ser que Soy, a la Vida que me vive.
Qué importante es ser consciente del Ser, que la mente descanse ahí, se
establezca ahí y viva en esa presencia, en ese latir del Espíritu, en esa Vida
plena.
Dios, la Fuente, es amor, y yo también lo soy.
Yo soy La Paz, la presencia de Dios que mora dentro de mi... qué bonito poder llevar
esta percepción a una práctica constante y conectar con ella nuestra existencia.
Que seamos capaces de ver la vida como este teatro donde todos interpretamos
nuestros respectivos roles, donde se presentan todas las oportunidades posibles
para aprender a aceptar la verdad, a liberar los obstáculos que nos impiden
verla, para aceptar la voluntad de Dios, la gracia, aquí y ahora... en este
instante... y ser liberados.
Que la vida sea verdaderamente el Camino para ser capaces reconocer La Verdad y
la Vida que en esencia somos.
Con amor,
Daya
(Inspirada por Un Curso de Milagros y las palabras del maravilloso acompañamiento de Jorge Pellicer)
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THE LIFE
We said, in "The Truth" that ...
Our life leads to true Life. Life experiences lead us to Truth, prepare us to
be able to receive it. In life there is the Way, and through the Way, one
reaches the Truth, the recognition of the Spirit that we are, of the Christ
consciousness that beats within us.
And what is life, if not a journey, placed before us for our learning, an
opportunity to return to the knowledge of who we truly are?
And yet ...
Walking through life, sometimes I get confused, I forget what I am ...
The mind, which is not physical, believes itself to be physical, a body, and
identifies with it. I forget what the Will of God ordained for me and I think I
am an insignificant body in a vast hostile universe that is the result of
chance ...
I have the belief that it is necessary to compete, to demonstrate, that only
the strongest survive, according to the theory of natural selection. I think
defense and attack are necessary, to defend myself and protect myself from what
others can do to me ... and my life becomes an exhausting scenario.
I have decided to hold an illusory thought, of attack and defense, and I have
forgotten who I am, identifying with what I am not. From there arises the
projection that other bodies exist, like me, instead of a Being. This creates
an illusory veil between Truth and me.
Identification with the body is only a belief.
In reality, nothing has changed. By grace I continue to live in the Self and
that cannot change.
I am and continue to be as God created me.
I am the Self here and now. I am. I
am not the body.
The body is a vehicle that can be reinterpreted thanks to the
voice of the Holy Spirit, used for forgiveness and to unify minds, for unity
rather than for separation. By reinterpreting the body, the attack is no longer
necessary, by feeling that I am, by the Will of God, which is only love. By
being aware of what I am ... I am also becoming more aware of what I am not. I
am not a body, therefore the attack is meaningless.
I live an illusory life ... created by myself ... until I am able to free
myself from my own ignorance, with the help of God, through grace, and access
the Being that I am, the Life that lives me.
How important it is to be aware of the Self, let the mind rest there, settle
there and live in that presence, in that beat of the Spirit, in that meaningful
Life.
God, the Source, is love, and so I am.
I am the Peace, the presence of God that lives within me ... how nice to be able to bring this perception to constant practice and connect our existence with it.
May we be able to see life as this theater where we all play our respective
roles, where all possible opportunities arise to learn to accept the truth, to
release the obstacles that prevent us from seeing it, to accept the will of
God, grace, here and now ... right now ... and be released.
May life truly be the Way to be able to recognize The Truth and Life that we are in essence.
Love,
Daya
(Inspired by A Course in Miracles and the words of Jorge Pellicer's wonderful
accompaniment)
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