EL CUERPO, LA ULTIMA ENTREGA
“Yo no soy el cuerpo. Soy libre. Aún soy tal y como Dios me creó”
Un Curso de Milagros (UCDM)
En realidad, no soy el cuerpo que habito. Yo Soy… Espíritu, el alma eterna que vive en él.
Tantas entregas que se han sucedido a lo largo del tiempo, una tras otra, de forma espontánea a medida que el aprendizaje las desplazaba por algo que crecía dentro y ocupaba su lugar.
Trabajando intensamente ahora, a través de las pruebas de la vida, en la última entrega, la del cuerpo que habito. Entrega de la dependencia mental y excesivo apego a este traje que viste mi alma, pero que no soy yo en absoluto.
El cuerpo…
“…Un simple recurso de enseñanza del que se prescinde cuando el aprendizaje haya terminado” UCDM
Aprender a ver el cuerpo como lo que es, un recurso de enseñanza y aprendizaje para la evolución del espíritu, una forma que facilita la labor de la mente y del alma, un vehículo de ayuda para llevar a cabo una función, de acuerdo con el Plan.
Cuidarle, sí, pero no idolatrarle, porque no es en él dónde encontramos la salvación...
Él no es el centro de nuestra existencia, somos mucho más que eso.
¿Quién soy yo en realidad? Me olvido del cuerpo, del vehículo. Centro mi atención en mi Ser, el Hijo de Dios. Jamás he dejado de ser quien Soy, pero he decidido ver otra cosa, me he distraído y he asociado mi mente a la película ilusoria del mundo.
Ahora decido disociar mi mente de esa película y asociarla de nuevo al Ser, mi verdadero hogar. Y esa genuina decisión, trae un nuevo cambio de percepción, al ser capaz de utilizar la realidad física para el perfeccionamiento del alma.
Me desdibujo, me disuelvo, desaparezco. Lo hacen también los objetos que contemplo, difuminados por la nada que sucede a la plena observación.
Un día más, un paso más en el entendimiento de lo que mi dolor corporal me quiere comunicar. Cuando a duras penas le encuentro sentido, una frase de gratitud llega providencialmente a mis manos:
“Gracias por ayudarme a desidentificarme del cuerpo a través de este dolor”
Este dolor, este incómodo “regalo” … me está ayudando a llevar a cabo la última entrega, la que nunca me aproximé a acariciar. La renuncia de la identificación excesiva con este cuerpo, con esta manifestación corporal, de este vehículo para mi alma. Siempre tan apegada como estuve a él, experimentando un continuo miedo e incertidumbre por su futuro, por lo que le ocurrirá, por si algún día podrá sanar o ese día nunca llegará… tratando de controlar mi propia curación, mientras probaba un remedio tras otro, mientras me embarcaba durante los años en numerosas e innumerable curas y tratamientos… atenazada por el miedo nacido de un pasado sin resultados y la incertidumbre de un desconocido porvenir… en busca de la esperada curación que se resistía a aparecer…
Hasta que la vida me está enseñando a observar las cosas de otra manera, desde otra perspectiva, a no nadar contracorriente, en permanente esfuerzo, sino alinearme con el flujo de la vida… y desarrollar así la fe y la confianza.
Imagina que estas durmiendo.
En el sueño estas enfermo, y quieres sanar.
Puedes ser lo suficientemente afortunado como para conseguirlo, y habrás cambiado un sueño de enfermedad por uno de salud, mucho más productivo y prometedor.
Un sueño feliz.
Sin embargo… sigues soñando, sigues inmerso en el sueño.
No se ha solucionado la causa del problema, que radica en la ignorancia de tu verdadero estado y naturaleza, más allá del sueño.
La verdadera curación está en DESPERTAR. Reconocer Quien eres en verdad. Ahí se sana el alma y se regresa a la esencia que se Es, libre del sueño, despierto en la Verdad, de nuevo unido a la pura Consciencia.
De nada sirve, pues, cambiar unos sueños por otros, incluso si son más felices, ya que estaremos perpetuando la ilusión en este juego del mundo.
En un momento que va a llegar, más tarde o más temprano, tendremos que despertar a la verdad. ¿Estamos preparados para ese momento? ¿Con qué intensidad lo anhelamos?... El despertar a nuestra verdadera naturaleza de dicha, paz y consciencia absoluta.
En silencio, afirmo: Decido recordar quien Soy y despertar. Despierto en la Verdad, mi verdadera esencia. Me encamino hacia Dios al expiar con mi dolor, el dolor del mundo. Me hago a un lado y me dejo guiar, dejo que la verdad me muestre el camino. Experimento la paz, inevitable, el gozo que crece desde dentro. En realidad, yo no soy este cuerpo, Yo Soy Espíritu y me honro como tal.
Tantas cosas a
las que he renunciado ya en el camino, tantos deseos dejados atrás naturalmente
en el proceso, ya sin sentido… todo ocurre por alguna razón.
El mundo no es importante en si mismo, sino aprender de él lo necesario para despertar de él, y conocer a Dios, la Fuente de la existencia y de la sanación.
Poner a sus pies mi cuerpo, junto con todo lo demás, que ya había sido entregado.
Entregarlo todo con total fe y confianza de que Él sabe que es lo mejor para mí… porque Él siempre provee, pese a las dudas y falta de confianza. No se nos da nada que no seamos capaces de sobrellevar y superar, y a mayor capacidad de apreciación, mayor la percepción de los regalos recibidos.
Mi querido cuerpo, mi mayor fuente de identificación.
Doy un pequeño paso hoy en la desidentificación de algo que no soy yo, un pequeño gran paso… hacia la última renuncia, la del apego más enraizado en mi conciencia.
Qué bello es el reconocimiento, la comprensión, ser capaz de abrir los ojos un poquito más cada día, acercándome así poco a poco al despertar.
Hoy lo veo todo de otra manera. Lo que ayer era oscuridad y preocupación, hoy es confianza y ligereza.
Con la ayuda de Dios dejaré de tener miedo y seré capaz de romper las cadenas limitantes del pensamiento, libre por fin en la verdad y la paz de su presencia.
Dios, me pongo en Tus manos al realizar esta, mi última entrega.
Que, por tu gracia, mi debilidad se convierta en fortaleza, mi duda se torne en confianza y seguridad, y mi miedo en luz, que hace desaparecer la oscuridad.
Que mi dolor se convierta en entrega, que lleva la ilusión a la verdad y la convierte en verdad. En la verdad, la enfermedad y el sufrimiento desaparecen al no tener razón de ser.
Gracias. Porque hoy he caminado un paso más hacia Ti al desdibujarse las fronteras de lo físico y espiritualizarse el llamado de mi alma.
Gracias, por expresarte a través de mí, para mi beneficio y el de otros.
Gracias.
Con amor,
Daya
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THE BODY, THE LAST SURRENDER
"I am not the body. I am free. I am
still as God created me ”
A Course in Miracles(ACIM)
In reality, I am not the body I inhabit. I am ... Spirit, the eternal soul that
resides in it.
So many surrenders that have happened over time, one after another, spontaneously,
as learning processes displaced them by something that grew within and took its
place.
Working intensely now, through the trials of life, in the last surrender, that
of the body I inhabit. Surrender of mental dependence and excessive attachment
to this suit that dresses my soul, but that is not me at all.
The body…
“… A simple teaching resource that is
disregarded when the learning has finished” ACIM
Learning to see the body for what it is, a teaching and learning resource for
the evolution of the spirit, a way that facilitates the work of the mind and
soul, a vehicle to help carry out a function, according to the Plan.
Take care of him, yes, but not idolize him, because it is not where we find salvation…
He is not the center of our existence, we are much more than that.
In reality, who am I? I forget the body, the vehicle. I focus my attention on my Being, the Son of God. I have never stopped being who I am, but I have decided to see something else, I have become distracted and I have associated my mind to the illusory movie of the world.
Now I decide to dissociate my mind from that movie and associate it again with the Being, my true home. And that genuine decision brings a new change of perception, being able to use the physical reality for the perfection of the soul.
I fade away, I dissolve, I disappear. So do the objects that I contemplate,
blurred by the nothingness that occur through full observation.
One more day, one more step in understanding what my pain wants to communicate
to me. When I barely make sense of it, a phrase of gratitude providentially
reaches my hands:
"Thank you for helping me to disidentify myself from the body through this
pain."
This pain, this uncomfortable "gift" ... is helping me to carry out
the last surrender, the one I never approached so far. The renunciation of
excessive identification with this body, with this bodily manifestation, of
this vehicle for my soul.
Always as attached as I was to it, experiencing continual fear and uncertainty
about its future, about what will happen to it, in case one day it will be able
to heal or that day will never come ... trying to control my own healing, while
trying one remedy after another, as I embarked over the years on numerous and
innumerable cures and treatments ... gripped by fear born from a past without
results and the uncertainty of an unknown future ... in search of the expected
cure that refused to appear ...
Until life is teaching me to observe things in a different way, from another
perspective, not to swim against the current, in permanent effort, but to align
myself with the flow of life ... and thus develop faith and trust.
Imagine that you are sleeping.
In the dream you are sick, and you want to heal.
You can be lucky enough to do it, and you will have shifted a dream of illness
for one of health, much more productive and promising.
A happy dream.
However ... you keep dreaming, you are still immersed in the dream.
The cause of the problem has not yet been solved, which lies in the ignorance
of your true state and nature, beyond the dream.
The true cure is in AWAKENING. Recognize Who you really are. There the soul is
healed and it returns to the essence that is, free from the dream, awake in
Truth, again united to pure Consciousness.
It is useless, therefore, to exchange some dreams for others, even if they are
happier, since we will be perpetuating the illusion in this game of the world.
In a moment that is going to come, sooner or later, we will have to wake up to
the truth. Are we ready for that moment? How intensely do we long for it? ...
Waking up to our true nature of bliss, peace and absolute awareness.
In silence, I affirm: I decide to remember Who I am and wake up. Awake in the Truth,
my true essence. I walk closer to God by atoning with my pain, the pain of the
world. I step aside and let myself be guided, let the truth show me the way. I
experience the inevitable peace, the joy that grows from within. In reality, I
am not this body, I am Spirit and I honor myself as such.
So many things that I have already given up along the way, so many desires left
behind naturally in the process, already meaningless ...
The world is no longer important in itself, but learn from it what is necessary
to be able to awaken from it, to know God, the Source of my existence and of my
healing.
Put my body at his feet, along with everything else, that had already been surrendered.
Surrender everything with total faith and confidence that He knows what is best
for me ... because He always provides, despite our doubts and lack of
confidence. We are not given anything that we are not able to bear and
overcome, and the greater the appreciation, the greater the perception of the
gifts received.
My dear body, my greatest source of identification.
I take a small step today in disidentifying something that is not me, a small
big step ... towards the last renunciation, that of the attachment most deeply
rooted in my consciousness.
How beautiful is the recognition, the understanding, being able to open our
eyes a little more each day, thus approaching little by little to the awakening.
Today I see everything differently. What yesterday was darkness and worry,
today is confidence and lightness.
With God's help I will stop being afraid and I will be able to break the
limiting chains of thought, free at last in the truth and peace of his
presence.
God, I put myself in Your hands when I make this, my last surrender.
May, by your grace, my weakness become strength, my doubt turn into confidence
and security and my fear into light, which makes the darkness fade away.
May my pain become surrender, which brings illusion to truth and turns
it into truth. In truth, disease and suffering disappear because they have no
reason to exist.
Thank You. Because today I have walked one step closer to You as the boundaries
of the physical vanish and the call of my soul becomes spiritual.
Thank You for expressing yourself through me, for my benefit and that of
others.
Thank You.
Love
Daya
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