UN NUEVO ESPACIO
Hace ya un tiempo, y parece que fue ayer…
Recién llegada, sentada de nuevo en mi escritorio, en mi casa, junto a mi ventana.
La libertad se disfruta enormemente después de un “cautiverio”.
Lo cotidiano se hace milagro y el agradecimiento es infinito y omnipresente.
Cada segundo se disfruta y se aprecia, cada espacio, cada rincón, se descubre de nuevo, con un significado renovado. Todo huele a hogar, y se siente por dentro, con una alegría desbordante y un espíritu agradecido.
Sentada frente a la ventana, sintiendo la suave brisa, observo tranquilamente caer el sol, la perfecta esfera luminosa cayendo en un cielo limpio y sin nubes, hasta desaparecer tras las montañas y comenzar a teñirlo todo de diversas tonalidades.
Pinceladas de la vida, regalos del universo, una obra de arte en continuo movimiento, creada para ser observada, vivida, disfrutada.
Me dejo llevar por el éxtasis al observar los colores y los contrastes de luz, que acarician cálidamente mi piel. Los rayos cósmicos descienden traviesos, moviéndose en todas las direcciones, como chispas divinas de luz.
Mientras miro fijamente al infinito, me pregunto cómo será ver otros mundos, los que están ahí frente a nosotros y no pueden ser ordinariamente percibidos.
Me pregunto que se sentirá al ser capaz de ver más allá de este velo ilusorio que nos oculta la verdad, que nos mantiene entretenidos en el juego cósmico del mundo, y ser por fin capaz de ver la realidad, clara, ante nuestros ojos, el velo por fin desvelado…
Mi pregunta queda suspendida, flotando suavemente en el vacío, y yo con ella… y esa misma suavidad, me acerca más a la quietud, a la paz, a la verdadera visión que está ahí, en alguna parte, esperando a ser vista.
Nace en mí, entonces, un genuino agradecimiento, a la vida, por abrazarme y permitirme vivirla, por renacer en un cuerpo renovado, vacío de lo antiguo, preparado para recibir lo nuevo y a su vez comprenderlo, entregarlo, expandirlo.
Que la vida es un juego y no debemos olvidarnos de su propósito y significado, recordar la importancia de su disfrute en cada momento presente.
No perder la fe. No importa lo que ocurra, detrás de cada tempestad, vuelve la calma.
Lo importante no son los hechos, los problemas, los desafíos… lo importante es cómo nos enfrentamos a ellos, como los vivimos y convertimos en práctica y aprendizaje.
Cada uno de esos “baches” puestos ante nosotros nos orienta gloriosamente hacia la meta, hacia la realización de nuestra innata cualidad divina.
Vivamos, entonces, con completa dedicación e intensidad, por el simple placer de vivir.
Seamos capaces de observar la vida y no caer inmersos en sus dramas, ahogándonos en nuestras propias tragedias, magnificadas por nuestra mente.
Nuestra libertad radica en la forma en que decidimos ver la vida y reaccionar ante ella.
Desarrollemos esa capacidad de observación desapegada, como un observador que presencia el espectáculo de su propia vida ante sí y se maravilla de los variados capítulos que la componen. Aprendamos de cada uno de ellos, de cada bache, de cada desafío, de cada oportunidad que se nos ofrece para ayudarnos a dar un paso más en la evolución de nuestra alma, hasta llegar a un estado de amor, paz y presencia que todo lo envuelve y nos transporta, ya sin esfuerzo, a los territorios del Espíritu.
El último paso siempre es la gracia.
Es Dios quien, conmovido, finalmente se inclina hacia nuestra alma, agotada, y la llena de amor. Nos da el regalo de su Experiencia, la Comunión divina, la Unión, la Realización del Ser que somos, la conciencia de unidad.
Dejemos espacio para su entrada y el camino libre para permitirlo.
Basta con comenzar a retirar los obstáculos que impiden su entrada para permitir la manifestación de lo divino, que busca amorosamente salir en nuestro encuentro, abriéndose camino desde lo más hondo de nuestro ser.
Vaciarse, de etiquetas y condicionamientos, para volver a llenarse de nuevo de amor, de una siempre existente Realidad, pura y santa, al igual que cada uno de nosotros, nuestra esencia esperando ser descubierta.
Seamos vida y esperanza, luz y alegría, en estos tiempos que vivimos.
Contagiemos a otros con nuestras divinas cualidades.
Seamos paz en la tierra y capaces de traer el cielo a la tierra.
Benditos todos.
Con amor
Daya
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A NEW SPACE
A while ago, and it seems like yesterday ...
Just arrived, sitting again at my desk, in my house, next to my window.
Freedom is greatly enjoyed after a "captivity".
Everyday life is a miracle and gratitude is infinite and all pervasive.
Every second is enjoyed and appreciated, each space, each corner, is discovered
again, with a renewed meaning. Everything smells like home, and is felt inside,
with overflowing joy and a grateful spirit.
Sitting in front of the window, feeling the gentle breeze, I calmly watch the
sun go down, the perfect luminous sphere falling in a clean and cloudless sky,
until it disappears behind the mountains and begins to color everything in
different shades.
Brushstrokes of life, gifts from the universe, a work of art in continuous
movement, created to be observed, lived, enjoyed.
I let myself be carried away by ecstasy when observing the colors and the
contrasts of light, which warmly caress my skin. The cosmic rays descend
mischievously, moving in all directions, like divine sparks of light.
As I stare into infinity, I wonder what it will be like to see other worlds,
those that are there in front of us and cannot ordinarily be perceived.
I wonder what it will feel like to be able to see beyond this illusory veil
that hides the truth from us, that keeps us entertained in the cosmic game of
the world, and finally being able to see Reality, clearly, before our eyes, the
veil finally unveiled ...
My question is suspended, gently floating in the void, and I with it
... and that same gentleness, brings me closer to stillness, to peace, to the
true vision that is there, somewhere, waiting to be seen.
A genuine gratitude is born in me, then, for life, for embracing me and
allowing me to live it, for being reborn in a renewed body, empty of the old,
prepared to receive the new and in turn understand it, deliver it, expand it.
That life is a game and we should not forget its purpose and meaning, its
enjoyment in each present moment.
Don’t allow us to lose faith. No matter what happens, behind each storm, calm
returns.
What is important is not the facts, the problems, the challenges ... what is
important is how we face them, how we live them and turn them into practice and
learning.
Each of those “depressions” placed before us gloriously guide us toward the
goal, toward the realization of our innate divine quality.
Let us live, then, with complete dedication and intensity, for the simple
pleasure of living. Let us be able to observe life and not fall immersed in its
dramas, drowning in our own tragedies, magnified by our minds.
Our freedom lies in the way we decide to see life and how to react to it.
Let us develop that capacity for detached observation, as an observer who
witnesses the spectacle of his own life before his eyes and marvels at the
various chapters that compose it. Let us learn from each one of them, from each
depression, from each challenge, from each opportunity that is offered to help
us take one more step in the evolution of our soul, until we reach a state of
love, peace and presence that envelops everything and transports us, without
effort, to the territories of the Spirit.
The last step is always grace.
It is God who, moved, finally leans towards our exhausted soul and fills it
with love. He gives us the gift of his Experience, the divine Communion, the
Union, the Realization of the Being that we are, the Self, the consciousness of
unity.
Let us leave room for His entrance and a free path to allow it.
It is enough to begin to remove the obstacles that prevent its entry to allow
the manifestation of the divine, which lovingly seeks to come out in our encounter,
making its way from the depths of our being.
Emptying yourself of labels and conditioning, to fill yourself again with love,
with an always existing Reality, pure and holy, like each one of us, our
essence waiting to be discovered.
Let us be life and hope, light and joy, in these times that we live.
Let us spread to others with our divine qualities.
Let us be peace on earth and able to bring heaven to earth.
Blessed all.
Love
Daya