Thursday, 22 October 2020

ENCUENTRO EN EL SILENCIO - ENCOUNTER IN THE SILENCE

 


ENCUENTRO EN EL SILENCIO

 

El cambio le sienta bien a mi espíritu, quien sabe por qué.

Cada vez más tranquila, de forma más suave, observo mi proceso y mis intensidades, mis continuidades e intermitencias. Intenso movimiento interior. Lo oculto sale a la superficie para ser liberado y transcendido.

Todo lo que se descoloca, lo hace para colocarse de nuevo, de una manera más perfecta y genuina que la anterior. Así vamos avanzando.

Ser del tiempo, altos y bajos, densidades y ligerezas.

Sentirme débil para poder aprender a ser fuerte, para poder comprender que la fortaleza ya está en mí.

Convocar lo más elevado de mí, manifestar el cielo, incluso cuando ocasionalmente habito los pasajeros infiernos.

Elevarme al aceptar. Aceptar lo que es, sin perder de vista la observación mientras interacciono con el mundo alrededor.

Ser capaz de mantener el equilibrio, en el estático centro, el ojo inmóvil en el centro del huracán.

Así es mi vida, luces y sombras; todo lo que ocurre, ocurre dentro de mí. Así es mi mundo, mis percepciones, pensamientos, emociones y sentimientos. Tú estás también ahí, en mi mundo, y yo en el tuyo… En el mismo centro, en el corazón de todo.

Tengo la sed del que espera un mundo para llenarse, y la paciencia infinita de un árbol enraizado en la profundidad de la tierra, sus ramas llenas de nubes, las que siempre me acompañaron.

Soy y no soy al mismo tiempo. A veces desaparezco.

En apariencia soy algo que en realidad no soy, y lo que Soy, lo soy en realidad.

Llevo toda la vida buscándome y por fin me estoy encontrando. Siempre estuve aquí, esperándome, con la mirada pausada, enfocada en el infinito.

Siempre estuve esperando a ser encontrada y ahora soy yo quien me encuentro… en el silencio.

El encuentro que se produce en el silencio de la propia comprensión.

Un encuentro en el silencio.

El propio encuentro… que se convierte en Silencio.

 

Con amor,

Daya

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ENCOUNTER IN THE SILENCE


The change suits my spirit, who knows why.


More and more calm and gentle, I observe my process and my intensities, my continuities and intermittences. Intense inner movement. The hidden comes to the surface to be released and transcended.


Everything that is dislodged, it does to reposition itself, in a more perfect and genuine way than before. So we move forward.


Being of time, highs and lows, densities and lightness.


Feeling weak so that I can learn to be strong, so that I can understand that the strength is already in me.
Summon my highest self, manifest the heaven, even when I occasionally inhabit the transitory passages of hell.


Elevate myself by accepting. Accept what it is, without becoming oblivion of the observation while interacting with the world around me.


Being able to maintain balance, in the static center, the immobile eye in the center of the hurricane.


This is my life, lights and shadows; everything that happens, it does inside of me. This is my world, my perceptions, thoughts, emotions and feelings. You are also there, in my world, as I am in yours... In the same center, in the heart of all.


I have the thirst of the one who waits for a world to be filled with, and the infinite patience of a tree rooted in the depth of the earth, its branches full of clouds, the ones who were always with me.


I am and I am not at the same time. Sometimes I disappear.
In appearance I am something that in reality I am not, and what I am, I really am.


I've been looking for myself all my life and I'm finally finding what I am. I was always here, waiting for me, with a slow gaze, focused on infinity.


I was always waiting to be found and now I am the one who find myself ... in the silence.


The encounter that occurs in the silence of one's own understanding.


An encounter in the silence.


The very encounter that becomes Silence.

Love
Daya

Wednesday, 21 October 2020

UN ESPACIO PARA SER - A SPACE TO JUST BE


UN ESPACIO PARA SER

 

En ocasiones, solo la total deconstrucción y derribo permiten edificar algo nuevo.

Me estoy reconstruyendo, me estoy reinventando. A veces no sé quién soy ni tengo dónde agarrarme, fútiles se han vuelto todos mis marcos y referencias. A la vez que me reconstruyo, me voy deconstruyendo, olvidándome de mi pequeño yo, vaciándome de lo innecesario.

En pos del autodescubrimiento, camino, en lo que parece una marcha estática con principio y fin en mí misma, suspendida en el tiempo, que no cesa, y sin embargo, aquí y ahora parece eterno, y más amplio cuando se observa en su totalidad, en la amplitud que proporciona el presente.

Pasado, presente y futuro trabajando para mi aprendizaje. Todo tiene sentido tal y como es, tal y como ha sido. Los recuerdos parecen sueños. ¿Son acaso reales los recuerdos o son en sí mismos el origen de la percepción del tiempo? El mero hecho de pensar en esto me hace estar alerta y centrada en la percepción del momento presente, convirtiéndome yo misma en presencia.

Todo me lleva al punto en el que me encuentro, aunque a veces no sepa donde es o cómo describirlo. Aquí me encuentro. Aquí estoy, redefiniéndome, deconstruyéndome, disolviéndome… quitándome de en medio para poder ver algo más allá de mi misma y de este ilusorio “yo” que habito… y que parece tan real.

Todo es tan sutil que apenas puede describirse, al menos no con palabras.

Empiezo a ver la realidad de la misma manera que mis acuarelas, trazos de una vida multicolor en el lienzo limpio y puro de la existencia. Una vida esperando a ser dibujada, observada, descubierta y vivida. Cada rincón, cada escena, se presentan para ser observadas, plasmadas, inmortalizadas por una mirada, por un trazo, y así cobrar existencia propia.

Qué soy yo… lo voy adivinando, y mientras tanto me busco, en un lugar que se encuentra más allá del ruido de mi mente y sus mecanismos engañosos.

A veces me encuentro en el silencio y ahí me invade una paz que no es de este mundo, que me acerca más a quien yo soy realmente.

Trato de observar con calma y asomarme de puntillas a ese espacio amplio y eterno que está siempre disponible ante mi atenta mirada. Trato de permanecer ahí, llevar ese lugar conmigo, adondequiera que vaya, atesorándolo en mi interior, y desde ahí, expandiéndolo en todas las direcciones.

Mi espacio de silencio, mi reino de tranquilidad, no definible ni catalogable,  inafectado por las fluctuaciones del pensamiento y más allá del mismo.

En ese espacio sin espacio me disuelvo, a veces, y parece que mi ser se expandiera hacia el infinito, abarcando todo lo que me rodea, e incluso todo lo que cabe en mi imaginación.

Ese espacio de silencio donde me encuentro… es lo que Yo Soy, y está siempre ahí, esperando a ser contactado, apreciado, vivido, experimentado…

Qué inmensa gracia poder acceder a ese espacio y sentirlo, y profundizar cada día un poco más en él, y compartirlo.

Mi propia naturaleza observada en el silencio… ¿Quién soy yo?

Desaparecer en la propia observación, para descubrir quien se Es verdaderamente.

Con amor,

Daya

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A SPACE TO JUST BE


Sometimes, only the total deconstruction and demolition allow building something new.


I am rebuilding myself, I am reinventing myself. Sometimes I don't know who I am or have a place to hold onto, all my frames and references have become futile. As I rebuild myself, I deconstruct myself, forgetting my little self, emptying myself of the unnecessary.


In pursuit of Self-discovery, I walk, in what seems like a static march with a beginning and an end in myself, suspended in time, that does not cease, and yet, here and now, it seems eternal, and broader when observed in its totality, in the breadth that the present provides.


Past, present and future working for the benefit of my learning process. Everything makes sense as it is, as it has been. Memories look like dreams. Are they real in their nature or aren´t themselves the origin of the perception of time? Just thinking about this makes me be alert and focused in the perception of the present moment, becoming presence myself.

Everything brings me to the point where I am, although sometimes I don't know where it is or how to describe it. Here I encounter myself. Here I am, redefining myself, deconstructing myself, dissolving ... taking me out of the way to be able to see something beyond myself and this illusory personality that I inhabit ... and that seems so real.


Everything is so subtle that it can hardly be described, at least not in words.


I begin to see reality in the same way as my watercolors, traces of a multi-colored life on the clean and pure canvas of existence. A life waiting to be drawn, observed, discovered and lived.
Every corner, every scene, appears just to be observed, captured, immortalized by a glance, by a stroke, and so become alive in themselves.


What I am… I can only guess, and meanwhile I look for myself, in a place that is beyond the noise of my mind and its deceptive mechanisms.


Sometimes I find myself in the silence and there I enter into a peace that is not of this world, which brings me closer to who I really am.


I try to calmly observe and tiptoe into that vast and eternal space that is always available before my attentive gaze. I try to stay there, to take that place with me, wherever I go, treasuring it inside me, and from there, expanding it in all directions.


My space of silence, my kingdom of tranquility, neither definable nor classifiable, unaffected by the fluctuations of thought and beyond it.


In that space without space I dissolve, sometimes, and it seems that my being expands towards infinity, encompassing everything that surrounds me, and even everything that which fits in my imagination.


That space of silence where I find myself ... is what I am, and it is always there, waiting to be contacted, appreciated, lived, experienced...


What an immense grace to be able to access that space and feel it, and deepen each day a little more in it, and share it.


My own nature observed in the silence… Who am I?


Disappear in self-observation, to discover who one really is.


Love,
Daya